Aquí se plantea una postura inicial para dialogar/discutir la problematización de la filosofía actual en México.
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Problematizar la filosofía de forma abstracta y general sucede al preguntarse qué es, por qué y para qué existe. Antes de eso, aquí se propone una visión de facticidad para tener un posicionamiento concreto.
1.- Visión fáctica
Observar la filosofía desde su facticidad, abre la puerta a un posicionamiento aterrizado aquí y ahora. Con lo que se habilita preguntarse: ¿cómo está la filosofía en México?
Ella existe plenamente hoy como una disciplina, legítima para el Estado que la sostiene instalada en universidades, con una reunión gremial de profesionistas, docentes y estudiantes.
2.- Problematización fáctica
Bajo una visión delimitada de su presente, se pueden atender las problemáticas concretas de la filosofía.
Lo que estás leyendo es resumen del artículo académico donde se problematiza la filosofía en visión de facticidad, publicado en la revista “Devenires” de la UMSNH, como inicio del proyecto posdoctoral CONFIL contenido en esta web.
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Puedes continuar leyendo el resumen y hasta abajo las formas de participación en el diálogo/discusión de este congreso virtual.
¿Cuáles son los problemas concretos de la filosofía? Entre otros, se encuentran los siguientes:
– Su corrientismo historicista en una exacerbada repetición de autores históricos (ej. “sucursalismo”).
– La estructura eurocéntrica, colonial y patriarcal de su discursividad dominante.
– El academicismo de su actividad encerrada en la universidad y para la universidad.
– La reducida profesión en mayoritaria precariedad laboral.
– Vicios en la academia (corrupción, nepotismo, sectarismo, discriminación, etcétera).
– Gremio pequeño para las necesidades del ejercicio social de la filosofía.
– Enseñanza desactualizada.
– Carencia de filosofía en educación básica.
– El poco desarrollo e impacto de la producción filosófica nacional.
– Indefinición de su objeto, método, productos y función social de la disciplina.
– Su situación social periférica donde crece su desconocimiento y desprestigio.
– Regresión académica desde el gobierno (reducción de contenidos, amenaza de cierre de facultades, etc.).
3.- Alcance de su conceptualización
Siendo la filosofía una disciplina que padece de problemas concretos, es posible preguntarse: ¿cómo se concibe la filosofía ante sus problemas y estado actual en el país? Las respuestas que surgen sólo son tres:
En primera instancia, se dice que la filosofía es amor a la sabiduría pues ese es el significado original de su palabra griega. Segundo, como es sabido en la comunidad filosófica, hay múltiples definiciones/explicaciones desde diversos autores y sistemas filosóficos, incluso, cada profesional puede acuñar una propia o hasta dejarla indeterminada. En tercer y último lugar, se dice que la filosofía es esencialmente una disciplina, junto con otras muchas que existen en el horizonte global.
Estas tres nociones forman una caracterización tradicional de la filosofía que se toma por concepto en todos los diccionarios, textos disciplinares y en todo su gremio, internacionalmente, en cada participante, así como en el sentido común:
“La filosofía es una disciplina originada en la antigua Grecia y consiste en múltiples temas iniciados por autores europeos.”
Entonces, los supuestos problemas son en realidad comportamientos normales y permanentes: es eurocéntrica porque nace en Grecia, es colonial porque se instaló en este país por la colonización europea, es academicista porque la filosofía sólo tiene asidero en las comunidades más concentradas en el intercambio epistémico y la investigación, desde los antiguos griegos, por lo que la universidad actual es su lugar natural. La filosofía no tiene problemas.
Otras cuestiones como la situación laboral, alcance educativo, vicios de su gremio o recepción social, si son problemas, no lo son de la filosofía sino de lo que cada una atiende: trabajo, educación oficial, gremio o sociedad. En su contexto, la filosofía no tiene problemas, siempre ha sido, es y será periférica a la sociedad. Incluso, siempre ha recibido iniciativas de rechazo por sectores hegemónicos y/o mayoritarios de la sociedad, al menos, desde Sócrates juzgado y sentenciado a muerte.
4.- Disyunción
Las concepciones hegemónicas dan respuesta a las problemáticas diluyéndolas, “no tiene problemas, así ha sido, es y será la filosofía”. Pero dichas concepciones preexisten a los problemas mencionados. Eso quiere decir que la concepción no ha cambiado ante su estado emergente actual. Por lo que se impone una innegable y tajante disyuntiva:
1.- La filosofía NO tiene problemas, sus situaciones lo aparentan porque se malentiende la filosofía acorde a sus concepciones hegemónicas. Si hay algo que propiamente sean “problemas de la filosofía”, sólo es el tratamiento de ideas, críticas y sistemas conceptuales en autores de la tradición filosófica occidental; precisamente, eso es lo que desarrollan cotidianamente lxs participantes de la filosofía, sean estudiantes, docentes, divulgadores, investigadores o teóricos.
2.- La filosofía SÍ tiene problemas. No sólo sus tratamientos discursivos, también los conflictos de su desarrollo disciplinar/laboral, educativo y social; pero además —aquí se descubre— tiene el problema profundo de que su misma concepción hegemónica está desconectada de la realidad actual.
De coincidir con la primera opción, la filosofía no tiene problemas, ya es como está.
Si se coincide con las segunda opción, entonces, es posible profundizar y afinar la problematización de la filosofía desde su concepto.
5.- Mayor problema
Lo que hasta hoy ha funcionado como concepto es un conjunto discursivo europeo que no alcanza a cubrir la manifestación de filosofía en todo el planeta y la historia. Por un lado, está inclinada a excluir todo pueblo anterior a Grecia o distante de Europa de producir filosofía. Por otro lado, actualmente, emergen prácticas francamente contrapuestas a la tradición disciplinar y desconectadas de su hegemónica concepción. Resulta entonces que la filosofía ya no tiene concepto, pues ha dejado de funcionar frente a un contexto de interconexión planetaria de telecomunicaciones y apertura cultural global del capitalismo globalizado en el antropoceno. Su caracterización griega-múltiple-disciplina deja de resonar hoy en una realidad humana compartida de forma compleja en todo el planeta. Por eso cada corriente y autor tienen el suyo, el de su visión, no de la realidad que compartimos actualmente.
El problema fundamental de la filosofía es que ya no tiene concepto. Y se manifiesta como base de problemáticas sectoriales concretas:
– Sin concepto, la filosofía no participa estructuralmente en la sociedad cuando las personas en general ni siquiera la puede concebir. Desde esa ignorancia se intenta cercenar el contenido filosófico de la educación nacional, así como desprestigiar la filosofía en la opinión pública.
– Sin concepto, su disciplina no define su objeto, método ni sus productos; no puede aclarar qué aporta actualmente a otras disciplinas y a la sociedad. En cambio, se rellena con inercias teóricas y procedimentales recluidas en la academia.
– Entre sus escuelas de nivel universitario no tienen objetivos compartidos; en el contenido disciplinar no hay una asignatura metafilosófica. En ese sentido, se debe cumplir la mayoría de edad para estar en posibilidad de conocer la filosofía en la licenciatura, pues en los niveles educativos pre-universitarios, principalmente los básicos, no hay contenidos filosóficos. Y de iniciarse su inclusión ¿bajo qué concepto de filosofía se formarían programas, actividades y contenidos?, ¿qué se enseñaría?, ¿las dispersas corrientes tradicionales como se hace hoy en licenciatura o cuál es la alternativa?
– Sin una posición común en el gremio, es imposible una lucha por mejoras de condiciones laborales; cada filósofx atiende sus propios interses desde el propio o ausente concepto de filosofía. Por ello es que la posición, instalación y profundización de la filosofía siempre es decidida por agentes minoritarios o externos al gremio filosófico. Y actualmente sectores del gobierno y de la opinión pública emprenden en sentido negativo con la regresión académica y desprestigio social.
Cuando la indeterminación conceptual subyace a la disciplina, a sus estructuras y a su situación social, lo hace el problema más profundo y de mayor extensión de la filosofía, el más grande. Ahora, al tener las más grandes dimensiones, pero, no obstante, ser base de la plena operatividad disciplinar, la falta de concepto se vuelve invisible; no porque esté recónditamente escondida, sino porque está a la vista de todos sin que se pueda conmensurar y poner en cuestión. Es como el mar para los peces. Tan así, que durante el siglo que tiene la disciplina estatalizada en la mayoría de los países del planeta no se ha puesto nunca en evaluación gremial. Esto podrá seguir mientras la filosofía siga sostenida por el Estado, pero parece que estamos en una situación de riesgo, porque tal sostenimiento ya ha empezado a menguar.
El mayor problema de la filosofía actual en México es su falta de concepto.
Al sostener que el mayor problema de la filosofía actual es su falta de concepto, se abre la visión donde el concepto de filosofía ya no es un asunto individual, sino un asunto gremial. Por lo que su resolución no provendrá de un “genio” de la filosofía vivo o por nacer; sino que sólo puede ser abordado y desarrollado de forma comunitaria tomando la filosofía como un trabajo colectivo, argumentativo y no-dogmático.
Por lo cual se propone este proyecto-web como espacio colectivo de interolución sobre la filosofía.
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Posicionamiento del debate
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